El poder de la información: por qué contrastar noticias es esencial para la democracia
La información es poder, claro, pero eso ya lo sabes. Lo que quizá no tenemos tan interiorizado es que ese poder solo sirve si lo usamos bien. De lo contrario, la información se convierte en ruido, en confusión, en esa sensación de “no sé qué creer” que a todos nos ha dado más de una vez. Y ahí es donde empieza el problema: cuando no sabemos qué es verdad, la sociedad entera se tambalea.
Hoy vamos a hablar de algo que parece muy básico pero que, en tiempos de bulos, cámaras de eco y titulares diseñados para manipular emociones, se vuelve casi un acto de resistencia: contrastar la información. Y lo haremos con la chispa y el buen humor del vídeo de Amibox, que consigue explicar lo complicado con una sencillez increíble.
Prepárate, porque igual que comprobar si llueve mirando por la ventana, el periodismo empieza por cosas tan simples como esa.

La información te hace libre… si sabes usarla
Piénsalo un segundo. ¿No te gustaría tener el número ganador de la lotería? ¿O las respuestas del examen que no estudiaste? A todos nos encantaría tener información privilegiada porque la información, bien usada, nos da ventaja.
Pero más allá del dinero o los exámenes, la información tiene un superpoder mucho más importante: te permite entender el mundo sin que otros te lo tengan que interpretar.
Y eso, traducido al idioma de la vida real, se llama democracia.
Cuando sabes lo que pasa, cuando distingues lo real de lo inventado, cuando puedes cuestionar a quien te gobierna o a quien te vende una moto… eres más libre. Punto.
Por eso mismo la desinformación se ha convertido en el gran villano de nuestro tiempo.
Cuando dos noticias se contradicen: ¿a quién creo?
El ejemplo del vídeo no puede ser mejor:
Tu móvil te dice que llueve.
La tele te dice que no.
Tú no sabes si coger paraguas o camiseta corta.
Bienvenido a la vida moderna.
Aquí Amibox lo explica con mucha gracia, pero también con una verdad enorme:
Hay dos formas de reaccionar ante informaciones opuestas
- Buscar más fuentes para ver qué dice la mayoría.
Perfecto… salvo que incluso la mayoría puede equivocarse o repetirse unos a otros sin verificar nada. - Mirarlo tú mismo.
Asomarte a la ventana. Sentido común. Cero drama.
Lo interesante es que este pequeño gesto, tan simple, es literalmente la base del periodismo: comprobar por ti mismo.
A veces las respuestas no están en Google, ni en un titular, ni en un vídeo viral. Están fuera de tu casa, en la realidad sin filtros.
Ser buenos periodistas… incluso sin ser periodistas
El vídeo insiste en algo que todos deberíamos tatuarnos en la frente:
no hace falta trabajar en un medio para comportarte como un buen periodista.
¿Qué hace un periodista de verdad?
- Investiga
- Contrasta
- Duda
- No se queda con la primera versión
- No se enamora de la respuesta que quiere oír
- Y, sobre todo, llega a sus propias conclusiones
Y eso, en un mundo lleno de ruido, es casi un acto heroico.
Porque tu espíritu crítico tiene un impacto directo en la democracia. Igual que votar o no votar. Igual que participar o pasar de todo.
Cada vez que decides verificar algo en lugar de compartirlo sin mirar, estás defendiendo a toda la sociedad de los bulos.
El superpoder y el villano: la verdad contra la mentira
La parte final del mensaje de Amibox es sencilla, pero poderosa:
Tenemos un derecho: recibir información veraz.
Y una obligación: defenderla.
Porque si ponemos en la misma balanza una mentira bien contada y una opinión honesta, estamos regalando superpoderes al villano equivocado.
Los bulos no son bromas. No son anécdotas. No son chistes malos en WhatsApp.
Son herramientas de manipulación que buscan dividir, polarizar y debilitar democracias enteras.
Y combatirlos no es solo cosa de periodistas.
Es cosa de todos.
La información es poder… pero tu criterio es el interruptor
Puedes tener la mayor biblioteca del mundo en tu bolsillo, puedes recibir noticias cada minuto y puedes opinar de todo en redes, pero si no aprendes a distinguir lo verdadero de lo contaminado, no tendrás poder, solo ruido.
La buena noticia es que tener criterio no es complicado.
Solo necesita práctica.
Mirar por la ventana.
Hacer preguntas.
No fiarte del primer titular.
No dejar que nadie piense por ti.
Eso, aunque no tengas carnet de prensa, es puro periodismo.
Y es exactamente lo que mantiene viva una democracia.
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