Trump se lanza a conquistar Asia: acuerdos, poder y la sombra de China
Donald Trump llegó a Asia como llega a todas partes: con espectáculo, música y una sonrisa que no disimula el cálculo político.
Nada más bajar del Air Force One en Malasia, se permitió unos pasos de baile ante la delegación local.
Un gesto informal que oculta una misión mucho más seria: redefinir el mapa de poder en el Pacífico.
El presidente estadounidense ha iniciado una gira de alto voltaje diplomático por Malasia, Tailandia, Japón y Corea del Sur, con el objetivo de aislar a China, blindar los recursos estratégicos y presentarse al mundo como el gran mediador que puede calmar las guerras que él mismo ha reavivado.

Los nuevos aliados: Malasia y Tailandia
En sus primeras paradas, Trump ha firmado acuerdos clave con Malasia y Tailandia para garantizar el acceso a minerales críticos, esos recursos invisibles pero imprescindibles para fabricar baterías, misiles, ordenadores o satélites.
El mensaje es claro: Estados Unidos no quiere depender de China.
Hasta ahora, Pekín controlaba más del 80% de las llamadas “tierras raras”, pero Washington está construyendo un nuevo bloque económico con países del sudeste asiático.
Trump lo vende como un pacto por la libertad y la prosperidad, aunque detrás de los discursos se esconde una estrategia más agresiva: cercar a China desde todos los frentes posibles.
“América vuelve a liderar el mundo”, repite.
Y esta vez no lo dice mirando a Europa, sino mirando al Pacífico.
Un alto el fuego inesperado
En medio de esta gira, Trump ha querido demostrar también su faceta de “pacificador global”.
Ha mediado personalmente en un acuerdo de alto el fuego entre Tailandia y Camboya, dos países que arrastraban enfrentamientos fronterizos desde hace décadas.
El gesto ha sorprendido incluso a sus asesores: un intento claro de presentarse como mediador en una región donde China siempre había tenido la última palabra.
El propio Trump lo ha celebrado con su estilo habitual:
“Cuando hablo, la gente escucha. Y cuando firmo, la paz se firma.”
Sus críticos lo ven como una maniobra de imagen, pero en diplomacia los símbolos importan.
Y Trump sabe usar los símbolos como nadie.
China en el punto de mira
El momento culminante de esta gira será el jueves, cuando está previsto que se reúna con Xi Jinping en Seúl.
Una cumbre que puede decidir el rumbo de la guerra comercial entre ambas potencias, y en la que Trump espera renegociar los aranceles y mantener la tregua económica.
Pero el encuentro no se limitará a economía.
Fuentes diplomáticas aseguran que Trump quiere involucrar a China en un plan para Ucrania, con mediación de Pekín sobre Vladimir Putin.
Una jugada maestra o una provocación, según a quién se pregunte.
Lo cierto es que el presidente estadounidense intenta colocar cada ficha del tablero global bajo su control personal, sin importarle si pisa los límites de la diplomacia tradicional.
Brasil y Venezuela entran en juego
En paralelo, Trump ha aprovechado su parada en Malasia para reunirse con Lula da Silva, presidente de Brasil.
Ambos han acordado abrir una mesa inmediata para revisar los aranceles del 50% que afectan a productos brasileños y mejorar las relaciones comerciales.
Lula, pragmático, se ha ofrecido también como mediador entre Washington y Venezuela, una iniciativa que el Pentágono observa con cautela mientras refuerza su presencia militar en el Caribe.
El resultado es un mapa geopolítico cada vez más complejo:
Estados Unidos presiona a Caracas, contiene a Pekín, acerca a Brasil y corteja al sudeste asiático.
Y todo bajo una narrativa en la que Trump se presenta como el único capaz de mantener la estabilidad global… a su manera.
El estilo Trump: poder, cámaras y control
Nada de lo que hace Trump es improvisado.
Cada gesto está diseñado para alimentar la imagen que más le conviene: la del líder fuerte, impredecible, capaz de negociar con cualquiera y de humillar a sus rivales sin disparar un tiro.
En Asia, esa imagen se multiplica por mil.
Fotos, himnos, bailes, banderas.
El mensaje no es solo político, es estético: América vuelve al centro del mundo, y lo hace con Trump al mando.
Y mientras los aliados sonríen y los adversarios se preparan, en Washington los analistas lo saben:
esta gira no es un viaje más.
Es una campaña global de poder, con un ojo puesto en China y el otro en las elecciones que se acercan en Estados Unidos.
Conclusión: la nueva ruta del imperio
Trump ha dejado claro que su estrategia ya no pasa por el Atlántico, sino por el Pacífico.
Quiere dominar el comercio de minerales, las alianzas militares y los corredores marítimos que definirán la economía del siglo XXI.
Y todo, bajo el lema que lo ha llevado hasta aquí: America First.
Pero entre tanto gesto de fuerza y promesa de paz, una pregunta flota en el aire:
¿es realmente un pacificador… o simplemente está moviendo las piezas para la próxima gran confrontación global?
En Asia, los gobiernos sonríen para las fotos.
Pero nadie olvida que cada apretón de manos de Trump es, en el fondo, una advertencia.
Artículos relacionados
Zapatero bajo el radar de Estados Unidos
Zapatero bajo el radar de Estados Unidos tras las revelaciones del “Pollo” Carvajal José Luis…
Guardiola adelanta elecciones en Extremadura
María Guardiola adelanta elecciones en Extremadura al 21 de diciembre Extremadura vuelve a las urnas.María…
Junts rompe con Sánchez
Junts rompe con Sánchez y dinamita la estabilidad del Gobierno Después de semanas de tensión…
Caso Aire 10: sobornos y presunta red de influencias
Caso Aire 10: sobornos y presunta red de influencias El llamado “caso Aire 10” ha…
El Gobierno congelará las cuotas de los autónomos
El Gobierno rectifica y congelará las cuotas de los autónomos con menos ingresos El Gobierno…
España liderará el crecimiento económico mundial
España liderará el crecimiento económico mundial en 2025, según el FMI Buenas noticias para la…

A veces no hace falta firmar para decir algo con peso. En esta sección, analizamos lo que no se ve en la superficie. Preguntas que todos nos hacemos, respuestas sin cortinas.
